martes, 22 de diciembre de 2015

The visit



Michael Madsen
The visit. Bienvenidos a la Tierra
Dinamarca, 2014
Cameo

¿Hay alguien ahí?
Desde la invención de la radio y de la televisión, hemos estado enviando señales al espacio con la frágil e incierta esperanza de contactar con otra civilización. Hasta ahora (si no se nos ha ocultado), parece que nunca hemos podido ver un ser extraterrestre o que nada vivo venido de fuera de nuestro mundo ha podido vernos a nosotros. Aparte de las muchas especulaciones fantásticas y maravillosas invenciones literarias, cinematográficas, ilustrativas.... con las que siempre nos ha gustado imaginar ese más allá de la Tierra, no hay evidencias objetivas y constatadas de que algo de todo ese llamado contacto haya sucedido alguna vez.
Este interesantísimo documental, The visit (Bienvenidos a la Tierra), realizado por el danés Michael Madsen, con la complicidad de distintas instituciones y personas reales de carácter científico, político o militar, se pone en la piel de todos los habitantes de la Tierra ante una eventual presencia de gente venida de fuera, frente a los que sería ese famoso encuentro en la tercera fase.
Bienvenidos a la Tierra... ¿por qué deseáis conocernos? ¿Cómo pensáis? ¿Tenéis imaginación? ¿Sabíais de nosotros o ha sido solo azar por lo que nos habéis encontrado? Entre vosotros y nosotros ¿hay una percepción adecuada?... Una interminable sucesión de preguntas sociales, morales y casi de cualquier ámbito que pueden formularse ante esa posible visita. Y, también muy importante, ¿cómo reaccionarían nuestros distintos poderes ante esa llegada? ¿Que diría la ONU a esos visitantes? ¿Quién nos representaría en ese contacto? ¿Qué medidas de prevención o de ofrecimiento tomaríamos ante ellos?
Actualmente existen muchos equipos de investigación preparados para un eventual contacto con inteligencias extraterrestres que están permanentemente conectados al universo. También hay departamentos, más o menos en secreto, dentro de los gobiernos de muchos países dedicados a este asunto. Elementos importantes a considerar por las posibles reacciones de los distintos pueblos ante una noticia de ese calibre. Científicos, políticos, teólogos... se plantean en el documental cómo deberíamos de dar la bienvenida a los extraterrestres, con protocolos estudiados, la mayoría de ellos preparados al margen de la opinión de los habitantes de los países de la Tierra (como, por otro lado, suele hacerse casi todo en esas instituciones). Unos protocolos preparados para comunicar el posible contacto a las poblaciones; sin contar todo, evidentemente, para no sembrar la temida alarma, contando solo lo necesario para manejar la cohexión, para que no se iniecie el pánico, para mantener unida a la sociedad.
Por otro lado, los visitantes ¿serían tratados como hoy lo son los grupos terroristas, donde las resoluciones de la ONU permiten tomar medidas militares a nivel global? Evidentemente, los ejércitos son los primeros en posicionarse como medida para prevenir cualquier posible peligro. Nada más real lo planteado en este documental especulativo, tan real como la vida misma, en la que, aún sin extraterrestres tenemos todos los días experiencias en todos los rincones del mundo (la mayoría de ellas, realmente desalentadoras).


Estos intentos de contacto no son de hoy día. A lo largo de la historia se ha especulado con ello. Y, al margen de la fantasía literaria o cinematográfica, una nave real, la Voyager, navega ya fuera de nuestro sistema solar con información sobre nuestra civilización humana en la Tierra para que pueda ser leída por alguna otra inteligencia de más allá de nuestro entorno espacial inmediato. Aunque hay que decir que, pasado el tiempo, esa información enviada hoy se ve sesgada, incompleta y realmente ingenua, en la que se han obviado los dramas y las maldades de las que somos capaces y de las que nuestra historia da infinitos ejemplos, incluido el de la capacidad que tenemos para autodestruirnos. Así las cosas, ¿cómo veríamos al recién llegado a nuestro mundo: visitante o invasor?
Y más aún, el documental plantea otra cuestión (que roza lo rocambolesco y lo absurdo): ¿tenemos normativa legal para ese posible encuentro de razas diferentes del universo? (en este punto no puedo evitar la carcajada). Un especialista en derecho afirma en esta película que “ninguna de las razas debe dañarse mutuamente” y que “cada una debería de tener su propio espacio vital”. Patético. Si no somos capaces de cumplirlo entre nosotros, los humanos, ¿alguien pede pensar que lo haríamos con los extraterrestres?


Lo cierto es que, aparte de pasar un rato muy entretenido, este documental tiene una utilidad secundaria: desnudarnos, poner en evidencia nuestros propios fracasos globales como los seres morales que decimos ser y hacer que veamos todos los problemas que como sociedad nos empeñamos en acrecentar para hacernos una vida, quizás más cómoda por los avances médicos y científicos, pero más compleja cada día, sin duda, por nuestra habilidad para ponernos zancadillas en la convivencia entre nosotros mismos, vengamos de donde vengamos (los de la Tierra) o vengan de donde vengan (esos posibles que llegarían de fuera de ella).
The visit es un documental muy bien planificado y expuesto, con muchas preguntas que quedan flotando en el aire para que nos hagan reflexionar sobre nosotros mismos. Un ejemplo: mientras preguntan a responsables políticos sobre lo amenazante que sería una visita alienígena que quizás decidiera no dar explicaciones de por qué está aquí, unas imágenes de un tanque terrestre destrozan y pasan por encima de un árbol, matándolo sin darle –es otro ser vivo– ninguna explicación de por qué está haciendo esa máquina terrícola lo que hace. ¿Paradoja? ¿ceguera? Ahí lo dejo. Solo una última reflexión más que puede plantea este dilema: ¿Qué pasaría si los visitantes se marcharan sin tomarse siquiera la molestia de hacernos notar que existimos para ellos? ¿Dónde quedaría nuestro ego de ser inteligente?

Puedes ver el trailer de The visit pinchando aquí.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Poemas alfabéticos para días ñuviosos



Nuria Gómez de la Cal y Guiomar Pellejer Zaera
Poemas alfabéticos para días ñuviosos
Torremozas, 2015

Una de las tendencias de la ilustración de hoy y de todos los tiempos es la de realizar una especie de animalario, bestiario o colección de variedades relacionadas con el propio alfabeto. Los llamados alfabetos ilustrados, desde las letras capitulares de los códices iluminados de la Edad Media a las filigranas árabes u orientales, tienen y han tenido una especial atención por parte de los artistas gráficos de todos los tiempos. Y si, además, las letras seducen, incitan, promueven o inspiran textos poéticos, las sugerencias son de doble sentido, tanto para el ilustrador como para el escritor, que se motivan mutuamente.
Uno de los últimos poemarios ilustrados publicados se titula Poemas alfabéticos para días ñuviosos, así, con ñ, del que son autores Nuria Gómez de la Cal, actriz y profesora teatral que, tras un libro de cuentos, presenta su primer poemario en colaboración con la ilustradora Guiomar Pellejer Zaera, quien disfruta dibujando en la arena y juega a que esta se le cuele entre sus dedos... Un alfabeto ilustrado que bien podría haber participado del dosier Juego de nuestra última revista La Ignorancia (ver), pues este bonito libro no es sino eso mismo, un juego con las letras y las palabras, divertido y melancólico a veces.
Emocional y sensible, los textos e imágenes nos hacen ascender al Atlas de nuestro asombro y nos piden que las besemos con barullo y sin bostezos. La poesía se funde con las letras para que, una a una, vayan soltando sus esencias cacofónicas, rítmicas y rimantes. Una cadencia de imágenes que se alían con muchos guiños a cada una de las letras de nuestro alfabeto, incluidas las extintas y añoradas letras dobles, la Ch y la Ll, la primera de las cuales fue protagonista del anterior número de La Ignorancia (ver) y que, de haber estado este poemario publicado por entonces, habría sido invitado, sin duda, a participar en él con estas palabras ilustradas de Nuria y de Guiomar.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Por sus obras le conoceréis


Jesse Jacobs
Por sus obras le conoceréis
By This Shall You Know Him. Traducción: Sara Xiol
La Mansión en Llamas / DeHavilland Ediciones, 2015

Cuando menos, Por sus obras le conoceréis es sorprendente. Tanto en su concepto gráfico como en la narración. Esto es cómic contemporáneo, con nuevas maneras de contar, con nuevas formas para mostrar. El trabajo es arriesgado y osado, es atrevido e informal. No se rige por los patrones tradicionales del cómic, aunque, eso sí, sigue discurriendo por medio de viñetas. Y, es más, Jesse Jacobs, creador canadiense de la nueva hornada de fanzinerosos, se lanza con una historia creacionista, que viaja a los orígenes del todo, y en la que los límites de las tres dimensiones (dos sobre el papel) está ampliamente superado por la imaginación cuasi-cósmica que despliega con sus fabulosas ilustraciones desvergonzadas, abiertas y muy divertidas.
Con tres colores predominantes, Jacobs nos hace viajar a un pasado remoto, lejanísimo, sin tiempo, en el que las energías del universo flotan en forma de pequeños dioses que se dedican a aprender cómo crear seres en los diferentes puntos del cosmos. Como si fueran clases de aprendizaje, cada uno de estos personajes van probando para ser mejores, para comprender sus propios poderes y para competir entre ellos. Mientras tanto, los seres que van apareciendo con sus inventivas van conformando maneras de vivir y demostrando que tienen tantas imperfecciones como sus propios creadores, que están perdidos en su propia existencia y en la difícil aventura de ser.
Temas complejos, aunque realmente expresivos y emocionantes con el espectacular despliegue ilustrativo que despliega el autor en cada una de las páginas. Un imaginario que asombra viñeta a viñeta, personaje a personaje y que, una vez leído, puede incitar a la reflexión (o no) sobre las partículas elementales que nos forman a cada uno, y, sin duda, a volver al principio, o al centro o a cualquier otra parte del libro para apreciar detenidamente las composiciones creadas para narrar la historia y disfrutar de cada uno de los dibujos de Por sus obras le conoceréis.

Puedes ver un avance de este cómic pinchando aquí.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Radio Clásica 50 aniversario


VVAA / Radio Clásica
La música de una historia.
Radio Clásica. 50 aniversario
Pack 5 cds + libreto. Warner Music Spain / RTVE, 2015

Hace cinco décadas, hace medio siglo, ni más ni menos, en 1965, nació una emisora hermana de Radio Nacional de España que se vino a denominar Segundo Programa y, más tarde, Radio 2, para, desde 1994, ser conocida como Radio Clásica. Si hay una emisora cultural en la radio de nuestro país esa es, por goleada emocional y por longevidad, Radio Clásica, que ha acompañado, enseñado y entretenido a los oyentes de varias generaciones, mostrando hasta dónde pueden llegar los mejores logros del ser humano (sobre todo, en el terreno de la música).
Yo confieso que, allí donde me llegan los más antiguos recuerdos, me veo acompañado de una banda sonora que brotaba de la radio (entonces, sintonizada por mi padre) que me descubría momentos sonoros llenos de paz, serenidad, belleza, fuerza, vanguardia, sorpresa... experiencias que han ido evolucionando con el paso de los años a través de los muchos programas especializados que han conformado la parrilla de esta emisora que, a su vez, han ido conformando mis gustos y apetitos por la música en sus más variadas facetas, estilos, géneros, autores, épocas...
Y esto gracias, claro está, a los muchos locutores que han pasado por la emisora (algunos de ellos ya fallecidos, otros retirados) aportando su sabiduría en cada una de sus especialidades. Espacios musicales que no han dejado abandonada ninguna faceta de la creatividad del ser humano en ese terreno, desde las músicas de tradición oral al jazz, del flamenco al Romanticismo, del período Clásico a las vanguardias más rupturistas. Todo se ha escuchado y se sigue escuchando en Radio Clásica. Es obvio que cada uno tiene sus preferencias y sus gustos, pero es tan amplio el espectro musical que pasa, ha pasado y seguirá pasando por la emisora culta que nadie puede decir que no se sienta representado en ella en algún momento de su vida.

Equipo actual de Radio Clásica.

Una vida, la de Radio Clásica, que en este 2015 está de aniversario y para celebrarlo como merece, lo hace como mejor sabe: poniendo música. Gracias a la colaboración con Warner Music Spain, que aporta para la selección su amplísimo catálogo clásico, y a un generoso ofrecimiento por parte de otros sellos y emisoras, varios especialistas de Radio Clásica se han puesto a la difícil tarea de configurar lo que serían cinco programas para festejar dicho cumpleaños. Pero no para emitirse (que bien podrían hacerlo también) sino para que lo efímero que, por esencia, ha tenido siempre un programa de radio quede grabado en algo tangible, en algo físico que se pueda uno poner, como si de un traje de fiesta se tratara, de vez en cuando. Se trata de un cofre lleno de tesoros musicales en forma de cinco cds recopilatorios que, como apuntaba en la presentación a la prensa Carlos Sandúa, director de Radio Clásica, no pretende ser un catálogo de las obras más conocidas ni de los géneros que han definido la historia de la música como si de compartimentos estancos se tratara, sino que han buscado hacer un todo musical en donde cualquier obra está relacionada de alguna manera con todas las demás. Una tarea harto complicada que responde a lo que, en realida ha sido la historia de la música: un conjunto de influencias en muchas direcciones que han inspirado a los creadores de las más diversas maneras.
Pero como todo hay que organizarlo, los cinco discos (cada uno seleccionado por un especialista de la emisora) recorren sensaciones a través de las épocas. Sergio Pagán se ha dedicado a los Órdenes, Modos y Medidas de la música antigua; Jon Bandrés, a las Pasiones, Luces y Sombras que descubrió el Renacimiento; Martín Llade, a la Razón, Forma y Equilibrio que llevó del Barroco al Clasicismo; Laura Prieto ha seleccionado el período Clásico en Amor, Naturaleza y Muerte, y Eva Sandoval nos pone al corriente de lo que el siglo XX ha aportado en Ruptura, Libertad y Amalgamas.
Y son todas estas palabras las que se transmiten con esta excelente selección de grandes tesoros musicales, confabulados entre ellos para llevarnos desde la sonrisa al éxtasis, desde la contemplación a la energía, y que, como resument, pueden todos ellos definirse con una sola palabra: belleza.

martes, 1 de diciembre de 2015

El árbol

John Fowles. Foto: Fay Godwin 

John Fowles
El árbol
The tree. Traducción: Pilar Adón
Impedimenta, 2015

Ha sido como una revelación. Han pasado 36 años desde que el escritor británico John Fowles (1926-2005) escribiera este breve ensayo titulado El árbol, pero sus reflexiones sobre la naturaleza siguen siendo tan vigentes (si no más) que en aquellos tiempos en los que aún estaba por despertar la conciencia ciudadana sobre el respeto necesario al mundo en el que todos vivimos. No se trata de un libro con voluntad ecológica al modo de los que hoy día se publican con intenciones buenistas para seguir una vida más equilibrada, sino de una emocionante reflexión sobre el entorno natural y sus relaciones con la vida del autor, con su propia familia y con su experiencia vital alrededor del mundo del arte y de la creación.
El autor de obras (muy conocidas por sus adaptaciones al cine) como El coleccionista (The Collector, 1963), El mago (The magus, 1965) o La mujer del teniente francés (The French Lieutenant's Woman, 1969), entre otras, se zambulle en una de las pasiones obsesivas de su propio padre: el cultivo de árboles frutales en el reducido jardín urbano de su casa (concretamente, perales y manzanos) y el metódico trabajo que le absorbía para lograr los mejores frutos posibles. Esto provoca que el autor haga una semblanza del modo de vida ciudadana, estructurada y organizada que la sociedad promueve y al que él mismo nunca fue afín y del cual era gran representante su padre, gran aficionado, también, a la filosofía. «Los buenos filósofos se dedican a podar el caos de la realidad y lo moldean en formas fijas, logrando así que dé valiosos y deliciosos frutos, al menos, en teoría». Fowles, en cambio, se siente  más cercano a las arboledas y a los bosques olvidades, anárquicos en su crecimiento y sin aerosoles ni podas, en los que todo forma un conjunto de interacciones naturales que se influecian mutuamente, tanto «el vuelo de las aves y las ramas desde las que se emprende ese vuelo» como «las hojas agitadas por el viento y la sombra que proyectan sobre el suelo».
Lo que le lleva a criticar de alguna manera el tan admirado método científico, muy útil para muchos aspectos de la sociedad, pero que se descubre restrictivo a la hora de la observación de la naturaleza: «...lo agreste, eso que tan poco le gustaba a mi padre. Nada filosófico. Algo irracional, incontrolable e incalculable. De hecho, está muy cerca de la naturaleza en su estado más salvaje, a pesar de nuestros enormes esfuerzos por “ajardinarlo” todo y por inventar sistemas sociales e intelectuales que lo registren todo».
Una relación con la naturaleza que el mismo Fowles afirmó que fue clave para su producción literaria, a pesar de estar siguiendo pautas de comportamiento alejadas de lo considerado como normal en la sociedad. Pero también huye de lo que de trancendentalismo pueda tener ese acercamiento a lo natural, ya que ese tipo de filosofías que ayudan a entenderse más en relación con la naturaleza no dejan de tener, en su opinión, una visión antropocéntrica del mundo, en función de la cual todo está al servicio del ser humano: «...hemos convertido estas filosofías en algo apropiado para nosotros, para que podamos utilizarlas de una manera que cada vez me resulta más narcisista. Parece que su fin sea hacernos sentir más positivos, más significativos, más dinámicos...».
Una esencia, la de la Naturaleza, que Fowles acaba comparando con la del Arte, en relación a que ambas son imposibles de enseñar, de categorizar, de estructurar, y que solo se sienten adentrándose en su plenitud, casi sin explicaciones, sin denominaciones, sin catalogaciones. Fowles llega a una conclusión: cosificar nuestras experiencias dando nombres a las experiencias remite al pasado de la propia experimentación y acaba convirtiéndose en una cultura que nos lleva a confiar en los que «se ha conseguido y explicado en el pasado» desde una perspectiva artística y científica. Pero «la Naturaleza, por su propia naturaleza, se resiste a todo esto. Espera que la contemplemos de otra manera, en su presente individual y desde un ángulo que se corresponda con nuestro propio presente individual».
Y la naturaleza nos lleva a reflexionar sobre las ciudades, sobre el modo en el que vivimos, relegando lo agreste a cada vez menos lugares y permitiéndonos tan solo pequeños esbozos de naturaleza estructurada en nuestros jardines, en nuestros parques, incluso, en nuestros balcones. Un libro que nos abre la mente hacia nuevas maneras de mirar nuestro entorno (a pesar de, como ya he dicho, estar escrito hace casi cuatro décadas) y que como reflexión final podría resumirse en otras lúcida frase del autor: «Mientras  sigamos considerando que la naturaleza es algo que está fuera de nosotros, que está más allá de nuestras fronteras, como un elemento extranjero, apartado, la habremos perdido por completo, tanto en el exterior como en nuestro interior».
Yo ya he colocado este hermoso libro en ese sitio de la biblioteca en donde se sitúan los libros de referencia que probablemente leerás más de una vez y, seguro, recomendarás a cualquier mente dispuesta a descubrir belleza y profundidad más allá de las letras impresas.

lunes, 30 de noviembre de 2015

E-19


Mayte Alvarado
E-19
El Verano del Cohete, 2015

Allá, en aquel terruño tan aislado, vive un granjero hacendoso y con grandes habilidades. Conoce bien la tierra y sus animales, pero tiene un problema: se siente muy solo. La ajena compañía de sus gallinas, de los pájaros y de las nubes no es suficiente para que olvide su deseo más perentorio: disfrutar de la compañía de una mujer. Pero el caso es que por aquellos lares no suele pasar gente de ningún tipo. Así que no le queda más remedio que construirse una. Sí. construirse una mujer.
Mayte Alvarado regresa con sus delicados y fascinantes relatos ilustrados sin palabras; sin necesidad de ellas, porque en E-19 la imagen lo cuenta todo. Unos dibujos elegantes y sencillos que transmiten toda la complejidad de una historia que tiene tantas complicaciones como la vida real, como la soledad vital que siente tanta y tanta gente en el mundo. Mayte logra transmitir poesía con sus dibujos de esta mujer mecánica y su constructor con peto y camisa de cuadros que, en algunos casos recuerda historias de otros relatos y narraciones, como la del moderno Prometeo que fue Frankenstein o la de la mujer-robot de la película Metrópolis (Fritz Lang, 1927) aunque, en este libro, sin la sensación de terror o de miedo que pudieran transmitir aquellas, sino la de una placidez melancólica de que la vida transcurre como debe transcurrir y que las cosas surgirán cuando deban surgir.
Lo que sí consigue nuestro granjero inventor es que florezca la belleza en esta historia que esconde el afán de comunicación y de compartir que tiene el espíritu humano. Un precioso libro ilustrado, un bonito cuento, una vez más, de Mayte Alvarado, autora también de Miss Marjorie, una historia de seudo-fantasmas de la que ya hablamos en el número 1 de nuestra revista La Ignorancia (ver y descargar aquí).

jueves, 26 de noviembre de 2015

Un océano de amor


Wilfrid Lupano y Grégory Panaccione
Un océano de amor
Un océan d’Amour
Reservoir Books / Penguin Random House Mondadori, 2015

Una maravilla. De la narración y del grafismo. Sin diálogos, aunque con más palabras que un libro lleno de ellas. Como dice Paco Roca en el prólogo, es casi un sacrilegio hacer comentarios de una historia muda, en la que las imágnenes lo cuentan todo sin necesidad de añadirle más detalles con las palabras. Yo, sin embargo, creo que, aún careciendo de texto, esta novela gráfica es un alarde narrativo. La dificultad de transmitir una historia se centra en cómo contar la misma de forma que entendamos a los personajes protagonistas y todas las visicitudes que sufren o disfrutan. Y Wilfrid Lupano realiza un ejercicio de virtuosismo a la hora de describir a un pescador de la costa bretona y a su señora, protagonistas de Un océano de amor, de los que podemos retener su cariño, sus deseos y sus enfados, sus rutinas y los momentos en los que disfrutan, podemos notar cómo sufren con la separación y cuánto desean estar de nuevo juntos. Sabemos con este texto mudo de la poderosa personalidad de la mujer de Monsieur (el pescador) y de cómo este, pequeñajo y sencillo, sabe salir de las dificultades que la vida le va presentando.
Además, Un océano de amor, es, como el título indica, un canto al amor sosegado, al que llema tiempo asentándose y que une a las personas con lazos más fuertes que el sexo o el mismo deseo. Y también es un alegato contra lo artificioso, voraz y veloz que la vida moderna, altamente consumista, nos ofrece constantemente; un alegato en favor de un regreso a lo natural, a la lentitud y al gusto por disfrutar de las cosas sencillas, amables, escasas y familiares.
Y ¿cómo puede contar tantas cosas un libro sin palabras? Sencillamente, ese guión tran bien estructurado, se convierte en una impresionante narración gráfica por obra y arte del ilustrador Grégory Panaccione, que, con un dibujo simpático y algo burlesco, con una tónica de color tirando al neutro, sin grandes efectos especiales en cuanto a las ilustraciones, logra transmitir toda la fuerza de esta historia hermosa que, seguro, deja un poso de emociones a quien la (lea) y disfrute.
Monsieur es un pescador bretón que con su barco pequeñajo y algo viejo sale todos los días a procurar el sustento en las aguas cercanas. Algo hastiado de las latas de sardinas que suelen servirle de comida durante sus trayectos navales y amigo de las gaviotas que siempre rodean su barco, un día, de forma inesperada, es arrollado por un gran buque pesquero de los de redes de arrastre que tanto esquilman el mar, y desaparece sin dejar rastro. A partir de ese momento, las aventuras más extrordinarias van a sucederle, pese a que hará todo lo posible por sobrevivir y regresar a su pequeño pueblo junto a su mujer querida que tanto añora. Esta, precisamente, angustiada por no saber de su marido saca reaños de su fuerza vital y sale en su busca, ssabiendo íntimamente que sigue vivo en algún lugar del mundo. Lo que a ella le va a ocurrir es, como poco, tan excepcional como lo que le está sucediendo a su marido.
Como un Drácula con los pies en nuestro mundo, esta historia narra un amor que recorre océanos y que ni las más furiosas olas, ni los más sorprendentes contratiempos va a poder detener. Un gran libro, que ha sido premio FNAC al mejor Cómic en 2015 en Francia, que, como dice la portada con mucho acierto y hermosas palabras, hay que “consumir preferentemente antes de que el océano ya no nos haga soñar”.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Historias para no dormir

Fotogramas de El asfalto (izquierda) y El televisor

Narciso Ibáñez Serrador
Historias para no dormir
Pack de 8 dvds / TVE / 39 Escalones Films, 2015

Hace unos días conversaba con un estupendo actor de teatro acerca de la calidad de las interpretaciones que hoy día se ofrecen en las series televisivas. Sin dejar de respetar el trabajo de cada actor, la fórmula de grabación rápida que parece exigir el mundo actual para casi cualquier cosa, hace que los intérpretes solo conozcan el fragmento que tienen que memorizar en un rato y grabar casi de inmediato, sin tener conocimiento global de la historia que se realiza, lo que acaba siendo un lastre en cuanto a la calidad final del trabajo. Muchos de esos actores son, por otro lado, caras famosas sin demasiada (incluso, sin ninguna) formación actoral sobre los escenarios de los teatros.
Hoy, revisando la estupenda reedición de la famosa serie televisiva Historias para no dormir, realizada para TVE desde 1966 por Narciso Ibáñez Serrador, me doy cuenta de qué necesaria es esa formación de los actores sobre las tablas de los teatros y, sobre todo, del conocimiento de los mismos de la obra completa (o del guión, en el terreno televisivo) para ofrecer una interpretación seria, creíble, con personajes que atrapan y con seguridad en que serán fieles a lo que desean representar.

Narciso Ibáñez Serrador en el set de grabación
En esto, precisamente, incide el argumento de Chicho Ibáñez Serrador en la presentación del primer capítulo de la serie. No pretendía crear una serie de sustos, de terrores fáciles, de efectos rápidos que sorprendan, pero que se olvidan rápido, sino que su intención era crear capítulos sobre historias fantásticas, de ciencia-ficción y de terror llenas de calidad, en cuanto a las adaptaciones o guiones originales y en cuanto al elenco actoral. Y eso se nota. Quizás nos parezcan ingenuas muchas de las historias (hemos visto tantas cosas en las multipantallas que hoy tenemos que es difícil sorprender), pero de lo que no cabe duda es de que son realizaciones (aún con los excasísimos medios de aquella época) muy cuidadas, muy bien grabadas y excelentemente interpretadas. En aquellos tiempos de tele única, esta serie era uno de los acontecimientos de los viernes por la noche, cuando se emitía. Y Chicho (que se recordará siempre por su famoso concurso Un, dos, tres... responda otra vez) sabía muy bien cómo presentar su programa a los telespectadores. Siguiendo de manera clara y confesada a su admirado Alfred Hitchcock, el mismo Chicho hacía de presentador de cada uno de los capítulos de la serie y nos preparaba con un fino toque humorístico para lo que estábamos a punto de ver. Al verlo hoy día, nos damos cuenta de que era un monstruo televisivo, con las ideas muy claras y una mirada clarividente sobre lo que debía ser el espectáculo televisivo.

Fotograma de El muñeco
La serie, rodada en los antiguos estudios de TVE en el Paseo de La Habana de Madrid, está compuesta por tres temporadas y varios episodios que se emitieron sueltos posteriormente; en total, 33 capítulos que hoy podemos disfrutar de nuevo en la reedición en ocho dvds realizada por 39 Escalones Films. Historias, unas basadas en relatos de escritores, como Ray Bradbury, Henry James, Guy de Maupassant, Edgar Allan Poe... Otros realizados por el propio Chicho con el seudónimo de Jaime Peñafiel, e, incluso, uno de ellos escrito sobre un relato del parapsicólogo Fernando Jiménez del Oso (que posteriormente se haría famosísimo con sus programa Más allá y La puerta del misterio sobre asuntos indescifrables), titulado El regreso, que se convirtió en uno de los episodios más terroríficos de la serie.

Fotograma de La bodega
Alguno de los capítulos se ha convertido, por su atrevimieto, su originalidad, su genial concepción de la puesta en escena, en verdaderos clásicos del cine de terror. Tal es el caso de El asfalto, basado en un relato de Carlos Buiza, e interpretado, como muchos otros, por el padre de Chicho, Narciso Ibáñez Menta, en el que un individuo comienza a ser tragado por un asfalto reblandecido por el calor en una ciudad con escenarios dibujados, y que fue galardonado con la Ninfa de Oro al mejor guión en el Festival de Montecarlo de 1967. Otro relato, que grabó fuera de las temporadas, ya en color y también interpretado por Ibáñez Menta, fue El televisor (1974). En esta ficción apocalíptica, el aparato televisivo se convierte en un peligro para la humanidad y de él, el propio Chicho afirmó que era su favorito de cuantos había realizado.
Hay para todos los gustos, terror gótico, más psicológico, fantasías científicas o misterios insondables. Algunos con un toque humorístico, otros muy serios. En ocasiones, por las dificultades de realización y los pocos medios de que disponían, emitían algún capítulo con películas filmadas en Estados Unidos (y dobladas con aquel acento portoriqueño típico de la época). Este pack contiene todos los episodios, todas las temporadas e, incluso, los episodios que se emitieron fuera de las temporadas. Y son muchas horas para pasar miedos, inquietudes o expectativas por los inventos que entonces se presuponían que debían llegar con el futuro (que ya es hoy).
¿Listos para no dormir?

Puedes ver la cabecera de presentación de cada episodio pinchando aquí.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El último fuego


Nixon
El último fuego
Linier Discos, 2015

Nixon vienen de Almería y se presentaron en 2008 con un disco ep con el que mostraban sus apetitos por contar cosas en el mundo del pop-rock de formación clásica, dos guitarras (Dani y Juanmi), bajo (Sergio), batería (Pedro) y voz (Alejandro) y con un puntito indie, al menos en las letras, que no tanto en el acabado musical. Pero, si nos atenemos a lo estricto del sentido de la palabra, Nixon son independientes de verdad, como tantas otras bandas que han surgido en los últimos tiempos, peleándose cada pasito que dan en el difícil mundo del espectáculo. Ahora, casi ocho años después, presentan su segundo trbajo grabado, lo que viene a ser su debut largo, El último fuego, producido por Emilio Mercader y logrado gracias a una campaña de crowdfunding que les facilitó la financiación necesaria para ello. En palabras de la banda, El Último Fuego “nos presenta una reflexión sobre el ser humano y su relación con el universo, un disco conceptual que posee Preludio, Interludio y Postludio, donde cronológicamente se narra un viaje que va desde el Big Bang hasta nuestros días”.
Nada menos. Una apuesta ambiciosa cuyo resultado tiene, sin duda, un sonido impecable y un trabajo de voces y de letras digno de interés, experimentando con sintetizadores, y envolviendo todo con guitarras espaciales que dan mayor magnitud al sonido y un aspecto mucho más reflexivo a su propuesta

Puedes ver el vídeo de Echo de menos Berlín pinchando aquí.

martes, 17 de noviembre de 2015

Grey tickles, black pressure

John Grant. Foto Michael Berman

John Grant
Grey tickles, black pressure
Bella Union / Pias Iberia, 2015

Es de ese tipo de artistas que van creciendo y creciendo, casi sin que uno se dé cuenta y, de repente, están convertidos en verdaderas estrellas en el firmamento de la creatividad de la música popular. De esos que, poco a poco, van haciéndose imprescindibles en los escenarios más contemporáneos si quieren seguir siendo contemporáneos. El estadounidense John Grant llega a su cuarto disco en solitario, Grey tickles, black pressure, sintiendo cosquillas grises (que alude a la crisis de la mediana edad) en su espíritu oscurecido (como en una “pesadilla”, afirma), quizás con una intensa mirada entristecida hacia el mundo que está siendo hoy día, quizás con un poso de furia y de rabia por la impotencia que la actualidad nos dispara continuamente, aunque sin olvidar que la vida tiene también momentos de esperanza y de alegría, sobre todo en las fronteras que se abren en el tú a tú.
Son doce canciones y dos monólogos que abren y cierran el disco extraídos ambos de una cita bíblica, la primera carta a los Corintios, capítulo 13, en la que se incide sobre la necesidad del amor por encima de todo tipo de sabidurías, de riquezas y de poderes, algo, por otra parte, que funciona como una constante en la carrera del compositor. Aún queda lugar para la esperanza en el corazón de Grant. Y lo demuestra con unas melodías fabulosas como la de la canción que da título al disco, capaz de enamorar por su cadencia, o la más clásica y hermosa Down here, donde crea una combinación muy a The Smiths o a Richard Hawley entre mayores y menores que emociona. Otros temas tienen un punzante acabado funky, aporte del teclista Bobby Sparks, según el propio John Grant. El rítmico tema Disappointing cuenta con la colabroación vocal de la cantante Tracey Thorn, una de las dos mitades del dúo Everything but the Girl, todo un lujo para una canción que tiene visos de convertirse en un clásico con ese aire bowiano que tiene.
Atrás quedaron los tiempos de la banda The Czars, en la que militó cerca de diez años, aunque en el fondo, grant sigue siendo un músico alternativo, afín a las melodías tradicionales del pop, pero con muchos matices que aportar en el desarrollo de la música popular. No tanto las colaboraciones que ha hecho y sigue haciendo con otras estrellas del firmamento del pop como Elton John, Sinéad O’Connor o Goldfrapp. Hoy, tenemos un nuevo trabajo que nos permite disfrutar del mejor Grant.

Puedes ver el vídeo de Disappointing pinchando aquí.

lunes, 16 de noviembre de 2015

El Kraken despierta


John Wyndham
John Wyndham
El Kraken despierta
The Kraken wakes, 1953
Traducción: Alejandra Freund
Runas / Alianza Editorial, 2015

Conocido fundamentalmente por dos de sus novelas, El día de los trífidos (The day of the triffids, 1951) y Los cuclillos de Midwich (The Midwich Cuckoos, 1957), ambas con adaptaciones al cine, el escritor británico John Wyndham (1903-1969) tiene un tema principal que recorre casi toda su obra de forma sistemática: el miedo a la invasión. Si situamos temporalmente el momento histórico en el que escribió Wyndham, nos dremos cuenta de que la Guerra Fría estaba en su momento más intenso, con ambos bloques preparando a sus respectivas poblaciones y países aliados para un posible enfrentamiento, invasión o guerra con la otra parte. Algo que siempre ha utilizado el poder para mantener cohexionado y unido al pueblo a su alrededor (y que, como comprobamos diariamente, se sigue manteniendo) ha sido la de presentar a un enemigo terrible que pueda cambiar nuestro (apacible o no) modo de vida. Parece cosa de dictaduras (hoy Corea del Norte podría ser el ejemplo más claro) pero todo tipo de regímenes, democráticos o no, ha usado y sigue usando este recurso para mantener a los poderosos en el poder.
Hoy, quizás, este asunto está más vivo que nunca, con el eterno enfrentamiento entre palestinos e israelíes y el terrorífico enfrentamiento entre radicales árabes y pueblos (radicales o no) del llamado mundo occidental.
Wyndham fue construyendo una obra narrativa en la que seres procedentes del espacio exterior o de no se sabe bien dónde se disponiana a invadir nuestro mundo y a exterminar o a transformar la raza humana. En El día de los trífidos, uno de los grandes clásicos de la ciencia-ficción, el peligro eran unos invasores medio vegetales que dejaban ciegos y eliminaban al ser humano. En Los cuchillos de Midwich (adaptada al cine dos veces, en 1960 y en 1995 como El pueblo de los malditos), una extraña somnolencia invade a una pequeña aldea y, nueve meses después, todas las mujeres fértiles dan a luz a niños y niñas que son diferentes a los seres humanos y que tienen poderes para hacerse con el control de lo que pretenden que sea un nuevo mundo.
En este libro ahora reeditado por Alianza Editorial, El Kraken despierta, una serie de extraños objetos comienza a caer sobre mares y océanos y a desaparecer bajo las aguas profundas. PAsado un tiempo, los barcos que surcan esas aguas comienzan a ser destruidos misteriosamente. Nadie sabe qué los ataca, solo que el preligro viene de abajo, de las fosas abisales. Dos periodistas comienzan a investigar para una cadena de televisión modesta y poco a poco van descubriendo que el mundo ha sido invadodo desde el espacio por algo que se ha refugiado en el fondo de los mares.
Lo más interesante de la novela es el enfrentamiento político social de los dos bloque de la Guerra Fría, acusándose mutuamente de ataques con armas secretas mientras desconocen qué está haciendo desaparecer a los buques. También hace Wyndham una interesante reflexión sobre el papel de los medios de comunicación a la hora de expandir noticias (reales o falsas) que contribuyen a crear un clima de miedo entre las poblaciones. El mundo que relata el escritor británico está amenazado por seres aparentemente inteligentes que tienen la finalidad de exterminar a nuestra especie. Como lo está el mundo nuestro real de hoy que, día a día, recibimos a través de los medios de comunicación como peligrosamente expuesto a los peligros atroces que vienen de los terroristas del mundo árabe, creando, como se hizo en otra época con los comunistas o con los nazis o, más atrás, con tantos tipos de invasiones que han recorrido la historia de nuestra civilización, creando una psicosis colectiva ante el mal que viene de fuera (aunque sea injusto tantas y tantas veces). Este tema es lo que, precisamente, convierte a esta novela de hace más de 60 años, en un argumento de (tristemente) perfecta actualidad. Y es que parece que el ser humano no ha evoluciona tanto.

jueves, 12 de noviembre de 2015

The unknown


Mark Waid & Minck Oosterveer
The unknown
Aleta ediciones / Boom! Studios, 2015

¿Es mensurable la muerte? El escritor de guiones norteamericano Mark Waid, autor de algunos de los mejores guiones de superhéroes de Marvel y DC Comics, se mete de lleno en el terreno de lo oscuro, de los misterios que están más allá de la muerte, de los peligros que acechan tras de la puerta que da al más allá. The unknown (Lo desconocido) nos cuenta la terrible historia de Catherine Allingham, la investigadora privada máas famosa del mundo, que tiene sus días contados a causa de un maligno tumor cerebral. Es esto lo que la lleva a buscar por todos los rincones posibles algo que evite su próximo final. Y descubre a unos científicos bastante flipados que están investigando acerca del peso del alma, pues según sus investigaciones, el cuerpo pierde una cierta cantidad de gramos justo en el momento en el que el individuo fallece. Entre medias, los demonios que la persiguen, de los espíritus de algo siniestro que no desea que siga descubriendo cosas y de un extraño personaje que se le aparece, casi como representación de su cercana muerte. Junto a ella, James Doyle, un ex-gorila de bar y ayudante de la detective, que la ayudará a descubrir algunos de los más sorprendentes misterios de la vida... que da paso a la muerte.
La parte gráfica de este relato lleno de suspense y de accción corre a cargo de Minck Oosterveer, artista holandés fallecido hace ahora cuatro años en un accidente de moto. Su trabajo es una mezcla de oscuridad y sarcasmo, con unos personajes poderosos y una acción constante, con gran movimiento de las viñetas, una mezcla que aporta a la historia un toque cercano a las lecturas del famoso detective Sherlock Holmes, un personaje que, incluso, aparece entre las lecturas de la protagonista de esta historia.

Lee las primeras páginas pinchando aquí.

viernes, 30 de octubre de 2015

Papel y tinta


John Foster
Papel y tinta
Paper and ink workshop. Pintmaking techniques using a variety of methods and materials
Traducción: Ana López Ruiz
Editorial Gustavo Gili, 2015

El subtítulo de Papel y tinta lo dice todo: Un catálogo de técnicas, métodos y materiales para imprimir. Exactamente eso, un manual que nos introduce en el interminable, apasionante y creativo mundo de la impresión artesanal. Tras unos años en los que las técnicas digitales lo dominaban todo, el arte manual, el dibujo, la serigrafía, las estampaciones... están volviendo a estar de moda, y lo hacen con fuerza, con la fuerza que aporta el trabajo único, la pieza única, la que se raeliza a mano una a una y no en serie.
El diseñador estadounidense John Foster, autor también de Carteles. Nuevos diseñadores (Gustavo Gili, 2007), ha elaborado un práctico y muy ameno manual sobre las distintas técnicas utilizadas en la impresión artesanal, la xilografía, la serigrafía, la impresión tipográfica... planteando espacios de trabajo y enumerando los distintos materiales necesarios para llevar a cabo los distintos trabajos. Como apunta en una de las notas, “A pesar de todos los filtros que se han ido desarrollando para Photoshop con el paso de los años, no hay nada como la textura de algo hecho a mano de verdad. Para conservar esa calidad auténtica y única, muchos ilustradores trabajan a partir de pequeños grabados xilográficos”. No sé si las herramientas digitales invalidan a otras más tradicionales, más bien creo que se complementan como distintas herramientas que son para el proceso creativo, pero sí estoy seguro de que la obra realizada a mano tiene un elemento clave que le da cierto valor: la imperfección, su unicidad, el ser pieza única y totalmente diferenciada de todas las que se realicen con el mismo motivo. Así, a través de la obra de muchos diseñadores gráficos, Foster nos ofrece un repaso minucioso por todas las técnica, métodos y materiales para mover el espíritu creativo de quien lo lea a ofrecernos lo que lleva dentro a través de dos elementos fundamentales: el papel y la tinta.

Les revenants

Fabrice Gobert
Les revenants
Primera temporada completa (8 capítulos), 2012-2015
Pack 3 dvds / Canal+ / Cameo

El mundo del terror ha estado siempre lleno de poesía, de emociones intensas y de amores inmortales que más allá de la vida. Baste recordar la novela Frankenstein (Mary W. Shelley, 1818) o el inmenso Drácula (Bram Stoker, 1897), sobre todo, en la adaptación cinematográfica de Francis Ford Coppola, por solo poner los ejemplos más conocidos. Hay, claro, productos de terror cuyo único interés es provocar sustos, miedo, pánico, que parece que es esto algo que seduce de alguna manera a muchos seres humanos.
En los últimos tiempos está apareciendo una corriente de obras (cinematográficas fundamentalmente) que está humanizando los monstruos que siempre nos dieron miedo, atrayéndolos hacia vidas cotidianas camufladas en el tumulto de las sociedades modernas. Entre ellas, una destacable fue la película sueca Déjame entrar (Låt den rätte komma in, Tomas Alfredson, 2008) donde se funden el miedo a lo que no es humano y viceversa en una relación romántica que trasciende el terror clásico. En esa línea se situó también la película británica They Came back (Robin Campillo, 2004), que planteaba el retorno de los muertos (los famosos zombis) pero de forma no violenta, para retomar su vida anterior entre los vivos. Claro que...

Y es, precisamente, en esta película, en la que se basa esta serie francesa titulada Les revenants (que podría traducirse como Los resucitados), un drama en capítulos que se inicia con la reaparición de una niña que murió junto a otros muchos niños varios años atrás en un terrorífico accidente de un autobús escolar. Regresa como si el tiempo no hubiera pasado y este suceso provoca la reacción de sus familiares de muy diversas maneras. Por un lado, el deseo de recuperar a la hija o hermana perdida; por otro, el sinsentido en el que la razón incide sobre que algo como eso no puede suceder. Un problema que se hace también sufrimiento para la niña resucitada, ya que se siente rechazada, diferente y temerosa por no saber si será aceptada de nuevo. Además, al mismo tiempo y en el mismo pueblo de los Alpes franceses, están apareciendo otras personas que llevaban tiempo enterradas. Una población que esconde muchos dramas en el pasado, entre ellos, la rotura de una presa mal construída que provocó decenas de fallecidos. Los conflictos emocionales se suceden, los miedos se despiertan y los enfrentamientos no tardan en producirse. El miedo es patrimonio de todos y en un contexto social tan aislado y con tantos recuerdos dolorosos como el de ese pueblo puede terminar convirtiéndose en histeria. Es esto lo que tan bien dibuja esta serie pausada, sin grandes alaracas efectistas y con unos personajes muy bien interpretados.
Esta primera temporada es absolutamente adictiva y engancha desde las primeras imágenes, quizás por plantear el tema de la muerte desde un punto de vista de los deseos de recuperar a los seres perdidos, de que eso pudiera suceder. O, yendo más allá, como planteó en su día el premio Nobel portugués José Saramago (1922-2010) en su fabulosa y totalmente recomendable novela Las intermitencias de la muerte (Alfaguara, 2005), ¿qué sucedería en una sociedad si la gente decidiera un buen día dejar de morir?

Puedes ver el trailer de la primera temporada de Les revenants pinchando aquí.

jueves, 29 de octubre de 2015

Arenas movedizas



Max Mönch y Alexander Lahl
Ilustrado por Kitty Kahane
Arenas movedizas
Traducción: Olalla García
Impedimenta, 2015

Que la caída del Muro de Berlín es uno de los acontecimientos mñas importantes del pasado siglo nadie lo pone en duda. Si la revolución bolchevique de 1917 cambió la faz del mundo y lo partió en dos caras contrapuestas y enemigas con distintas maneras de entender la sociedad, los días que llevaron a lo que ha venido a llamarse Caída del muro acabarón con esos 72 años de historia comunista (en Europa, al menos), volviendo a cambiar de nuevo el rumbo de la humanidad. Este libro, titulado Arenas movedizas, es una novela (en el sentido literario del término) que narra los últimos días de ese muro simbólico, escrita en un mano a mano por dos alemanes que vivieron esos acontecimientos desde muy cerca: Max Mönch y Alexander Lahl. Y es también una novela convertida en imágenes, una narración gráfica realizada por Kitty Kahane y coloreada por su marido Dominique André Kahane. Una obra realizada a cuatro manos que, como una sinfonía, orquesta de manera didáctica, documentada y, en momentos, muy emotiva, los acontecimientos que traspasaron dos sociedades enfrentadas, la de Occidente, representado por la Alemania Federal, y la del bloque comunista, la extinta República Democrática Alemana, para acabar uniéndose en la Alemania que hoy conocemos, a través de una transición modélica, sin resquemores y con los deseos los habitantes (que no de las autoridades) de ambos lados de querer demostar que eran el mismo y único pueblo alemán.
Los autores se sirven de un periodista estadounidense, acostumbrado a cubrir momentos clave de la historia, que es enviado a Berlín para realizar un reportaje sobre los dos lados del muro y sobre cómo, en aquellos tiempos de 1989 estaba sintiendo los aires de apertura que la Glásnost de Mijaíl Gorvachov estaba provocando en el mundo del bloque comunista. Tom Sandman, este avezado periodista, tiene un sexto sentido para intuir que algo va a pasar: sus muelas comienzan a doler cuando algo importante está a punto de ocurrir. En Berlín conoce a una mujer de la Alemania Oriental, de la que se enamorará, que le contará de primera mano lo que allí está sucediendo, cómo se siente y qué expectativas se tienen sobre lo que vendrá. Los autores manejan muy bien la narración, colocando a la familia de la mujer como arquetipos de las distintas miradas que los habitantes de la RDA tenían sobre su país y sobre sus dirigentes, apuntando los miedos, las esperanzas y los deseos de cada una de esas realidades.
Un cómic, muy novelado y con gran documentación de origen real, que pone la libertad como el deseo fundamental del ser humano, sea cual sea la tendencia política en la que le haya tocado vivir y que demuestra (como lo hizo la misma realidad) que los regímenes policiales, vigilantes y defensivos, solo provocan pobreza, angustia y deseos de cambio en sus ciudadanos y, por ello, están condenados (siempre) a desaparecer. Que así sea en el resto de conflictos del mundo.

Lee el primer capítulo pinchando aquí.

Solita por el mundo

Cathy Claret. Foto: Ana Palma

Cathy Claret
Solita por el mundo
Warner Music, 2015

Solita, solita, pues no, realmente. La acompañan algunos artistas que aportan pinceladas de sofisticación a una cantante que nunca lo ha pretendido. Cathy Claret fue La chica del viento hace quince años y escribió Bolloré, un tema para quitarte las penas que popularizó Raimundo Amador, que rebautizó Bolleré y llegó a tocar con el mismísimo B.B. King. También es autora de Esperanza, que reinterpretó Kiko Veneno. Y como instrumentista, grabó ocho discos junto a Pascal Comelade en la banda que formaron juntos, Bel Canto Orchestra. Sus canciones y su aparentemente frágil manera de cantar, con dulzura y casi susurrando, han influido en algunos artistas importantes del panorama moderno pop francés, como Nouvelle Vague. Cathy nació en Nimes, aunque lleva mucho tiempo afincada en Barcelona,y sin duda, es una de esas cantantes que, con pocas canciones, es considerada pionera en eso que se viene a llamar fusión de músicas, en concreto, del flamenco y el pop. De carácter nómada, podríamos decir que es una de esas antiüas hippies que han desarrollado su vida con un profundo sentimiento hedonista y de amor por la tierra y por la gente (por la buena gente).
Hoy, tras ocho años de su último disco, Gypsy flower (Subterfuge, 2007), regresa con una nueva colección de canciones llenas de atmósferas susurrantes y de amoríos por la vida. Lo hace, además, como antes decía, bien acompañada: cuenta con la colaboración de Rossy de Palma (otra artista que sabe bien lo que es susurrar); Bebe, en un medio tiempo melancólico y muy hermoso; su excompañero musical Pascal Comelade, y sus herederos de sugerencias musicales, Nouvelle Vague. Quizás pretendía ir Solita por el mundo, pero está claro que Cathy Claret está rodeada de muy buenos amigos y de aficionados que ya se han apropiado de sus tonadas seductoras.

Puedes ver el vídeo de Solita por el mundo, pinchando aquí.